La fantasía de Jadue

Lo inquietante es instalar la trampa como si fuera una virtud, la corrupción como el camino a seguir, el ganar a cualquier costo. Y que eso merezca aplauso y reconocimiento.

La fantasía de Jadue
Cristian Arcos
Actualizado a

Para ser campeones se deben reunir una serie de factores virtuosos. Buenos jugadores en un buen momento, cuerpo técnico capacitado y empoderado, gestión relevante y adecuada de parte de los dirigentes. Para ser campeones de América se conjugaron estas acciones, cada una en su justa medida.

Sergio Jadue, quien espera sentencia en los Estados Unidos luego de admitir los delitos de corrupción, una pieza menor en el engranaje de la Conmebol y la FIFA, ha intentado muchas veces acrecentar su rol hasta ponerlo en el cajón de lo sustancial. Y para eso comete imprecisiones que vale la pena aclarar.

Sergio Jadue habló por primera vez en el podcast Campeones no finalistas, de Radio Pauta, un enorme acierto periodístico.

Jadue ha dicho que su rol fue clave para que la Copa América se jugara en Chile el 2015 y su relato no es consistente. Originalmente el certamen continental se jugaba en Brasil y luego se realizaría en nuestro país, de acuerdo a la rotación de sedes que provenía desde la década del ’90. Las primeras negociaciones a nivel de Estado (porque los campeonatos de este tipo los patrocinan los Estados), comenzaron el 2009, cuando Jadue no estaba ni cerca del sillón de Quilín. Las conversaciones se hicieron a nivel político y Brasil desistió por el enorme gasto que significaría organizar la Copa Confederaciones, el Mundial y los Juegos Olímpicos en menos de tres años. De hecho, esto significo un escándalo político de grandes dimensiones en el país anfitrión. La sede fue confirmada el 2012, cuando Jadue era presidente y Chile corría solo en esa carrera.

Dice Jadue que entre sus méritos se incluye que Chile haya sido cabeza de serie de la Copa América, algo que ocurre en todos los certámenes. Dice que presionó en los arbitrajes, designación y veto de algunos jueces. Raro, si consideramos que Gonzalo Jara fue sancionado, perdiéndose los últimos tres partidos, pese a no haber sido expulsado contra Uruguay. Si presionó, su presión fue débil.

Asegura Jadue que fue un mérito llevar a Brasil al frío invierno. La mayoría de los futbolistas incluidos en la nómina militaban en Europa, donde el invierno es sumamente crudo. Sólo cuatro futbolistas estaban en el Brasileirao. Dos de ellos en Porto Alegre, donde el clima no es precisamente veraniego. Ninguno titular.

Dice Jadue que es un mérito que el local no se moviera de la capital. Como sucede en todos los campeonatos. Si Chile siguió jugando en Santiago fue porque ganó el grupo.

Argumenta Jadue que los rivales de Chile se trasladaron demasiado. Que queda para la selección que ganó la Copa América del 2016 en Estados Unidos, con Jadue ya escapado de Chile y entregando información de quienes fueron sus socios de corrupción. Chile se trasladó de Santa Clara a Boston (5.037 km), de Boston a Filadelfia (492 km), de Filadelfia a Santa Clara (4.671 km), de Santa Clara a Chicago (3.473), de Chicago a New Jersey (1.305), para ser campeón.

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Pero lo más preocupante no es eso. Lo inquietante es instalar la trampa como si fuera una virtud, la corrupción como el camino a seguir, el ganar a cualquier costo. Y que eso merezca aplauso y reconocimiento.

Chile ganó porque todos cumplieron su rol. La Roja no ganó por contar con dirigentes corruptos. Y mentirosos. Ganó pese a eso. Un título que nadie puede empañar, menos Sergio Jadue.

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